Fecha de publicación: 21/06/2021

Un periodista servidor de los pobres

Noticias del Mundo

Luis Manuel Larrosa fue presidente del Consejo Superior de Argentina
El camino de los pobres era el camino del consocio Luis Manuel Larrosa, porque siempre salía en su búsqueda para llevarles socorro material y auxilio espiritual. Pero no terminaba ahí su servicio, ya que, como fiel vicentino, había meditado largamente las palabras del Beato Antonio-Federico Ozanam: “Antes de intentar salvar sus almas, debemos darles un sentimiento que les permita tener alma”.

Él nació en 1924, cuando también abundaban las terribles necesidades de los pobres. En ese contexto se fue formando, y así, con su agudo ojo de “servidor de la caridad”, podía encontrar en una persona que apenas conocía a un futuro posible vicentino. Consciente de que la Buena Nueva de Jesús debía llevarse a todas partes, hizo de su profesión de periodista un servicio generoso para dar a conocer el amor de Dios. Y para que los enfermos recibieran el alivio divino, fue ministro extraordinario de la Eucaristía.

Tuvo un amor profundo por los pueblos originarios de Argentina, si bien sabía que su atención era una responsabilidad del Estado. Pero, como vicentino, y como 14º Presidente de Consejo Superior, comprendió que la SSVP debía estar presente en la vida cotidiana de los pueblos originarios, ayudándoles a cargar la cruz de la discriminación, proponiendo como principal objetivo la alfabetización y educación de calidad, a la que concebía como “la llave para abrir la puerta hacia la igualdad”. 

El consocio Luis era un vicentino que, cuando invitaba a alguien a realizar un servicio en algún lejano lugar, él ya estaba allí para darle la bienvenida, y ponerse manos a la obra con el entusiasmo de un novato. Si alguien que no lo conocía quería encontrarse con el hermano Luis, te decían: “lo vas a encontrar fácilmente: es el que siempre sonríe”.

Espiritualmente rico, conocía todo el santoral vicentino, y en sus charlas, públicas o privadas, siempre evocaba a Antonio-Federico Ozanam y lo presentaba como imitable modelo del cristiano. “Estoy enamorado de Dios”, era el título del libro que escribió, resumiendo así como se unía a su Padre Creador.

Fue esposo, amigo y compañero de Ana María por más de 70 años. Fue padre responsable y amoroso de sus dos hijos Alejandro y Gabriela. Abuelo cariñoso y presente de ocho nietos. 

Dio una respuesta bondadosa a la SSVP, siendo su Presidente a lo largo de diez años. Siempre joven de corazón, incansablemente iba de un lado a otro a llevar socorro y nadie podría afirmar que ya habían pasado 97 años desde su nacimiento. Por ello, su frase preferida era: “no puedo creer que Dios me haya creado para no hacer nada”.

Nació a la vida vicentina en la Conferencia Nuestra Señora de los Buenos Aires, y hace muy pocos días envió un video, que se replicó entre todos los consocios argentinos, con el buen humor que lo caracterizaba. En el video, saludó a un amigo (que semanalmente le llevaba la Sagrada Eucaristía) y le decía: “Te mando un abrazo muy grande. Soy muy feliz. Voy camino del Reino. No sé cuándo llegaré ni como, pero voy a llegar, aunque sea con muletas”. El 5 de junio pasado, partió a la Casa del Padre en pleno estado de gracia.

En nombre de los más pobres y de los consocios argentinos, agradecemos a su viuda, a sus hijos y a sus nietos, la generosidad con la que compartieron a Luis con nosotros. Decimos así juntos: “Querido presidente Luis Manuel Larrosa, que descanses en paz, porque te lo mereces. Fuiste un gran hombre y un modelo de vicentino”.

Texto enviado por la consocia Celeste Godoy, en nombre de los vicentinos de Argentina.