Fecha de publicación: 16/06/2019

Solemnidad de la Santísima Trinidad.

Consejo General Internacional

La identidad del Dios Cristiano: La Santa Trinidad.  El Evangelio de San Juan 16, 12-15 hace referencia a las tres divinas personas y como el Espíritu Santo tomando lo del Padre y del Hijo, nos llevará la verdad y el amor pleno.

Al mismo tiempo, este es un misterio muy querido por San Vicente. Tanto, que está en el centro de su espiritualidad. Pero no como un misterio abstracto, sino sacando de él referencias para una mejor convivencia. Señala que Dios es “un abismo de ternura”, y “un espíritu de misericordia”. Dios ama siempre y de manera novedosa, ya que el amor es creativo.  Compara la bondad de Dios con la de un padre cariñoso.

Entiende que Dios es amor infinito, y desde el amor explica la unidad de Dios y su distinción de las personas. Gusta contemplar el misterio Trinitario hacia adentro (“ad intra”) como un misterio de amor que se expresa como comunión. De este modo, los movimientos internos divinos, llamados técnicamente “procesiones divinas” son un intercambio de amor.

También contempla el misterio Trinitario desde la perspectiva de la historia de la salvación. Ese movimiento externo que técnicamente se llama “misiones Trinitarias” son otra expresión de amor. Resalta la unidad del obrar divino, señalando que toda la obra hacia afuera (“ad extra”) la hacen las tres divinas personas: los tres crean, redimen y santifican. Asimismo, Dios viene amistosamente a habitar en el hombre.

Vicente de Paúl saca consecuencias muy concretas de dichas consideraciones, pensando particularmente en las personas entregadas al servicio de los pobres. Es decir, reflexiones muy adecuadas para nosotros.

Veamos algunos ejemplos. Como Dios Trino es perfecta unidad, las comunidades y asociaciones deben ser un reflejo de dicha unidad y amor. San Vicente, invita a trinitanizar las comunidades, ya que el misterio Trinitario es el alma de la convivencia. De este modo, todos los miembros de la SSVP estamos llamados a vivir en reciprocidad, compartiendo vida y apostolado

Una asociación inspirada en la Trinidad se caracterizará por su cordialidad, por un amor que nace desde el corazón. La cordialidad permite intercambios de calidad: compartir las propias vivencias, evitando echar candados en el corazón. También seremos un lugar de perdón y de reconciliación. Siendo testigos y mensajeros de la Misericordia de Dios. Vicente de Paúl sabe bien las dificultades que supone trabajar juntos y comprende los dificultades que existen para lograr una verdadera vida fraterna. Por tanto, invita a dejarse guiar por el Dios Trino. Él conoce perfectamente lo que hay de malo en cada persona, pero también tiene en cuenta los atisbos de bondad. Y desde ellos, con paciencia infinita, transforma a las personas por amor. Esta debe ser también nuestra conducta entre nosotros y con nuestros pobres.

Especialmente, pide a quienes ocupen un cargo de mando y servicio (las autoridades) a que sean los primeros en practicar la caridad y la humildad.

Otra enseñanza que nos puede ser muy útil es evitar la murmuración. ¿Cómo?  Guiándonos por el Dios Trino. Sabemos que cuando se murmura, se crea mal clima en los grupos. Por eso San Vicente nos hace el siguiente desafío:

“Me gustaría que entre nosotros se extendiese esa santa práctica: verlo todo bien. Que se diga que en la Iglesia de Dios hay una compañía que hace profesión de estar muy unida, de no hablar nunca mal de los ausentes, que se diga de la Misión que es una comunidad que nunca encuen­tra nada que criticar en sus hermanos. La verdad es que yo es­timaría esto más que todas las misiones, las predicaciones, las ocupaciones con los ordenandos y todas las demás bendiciones que Dios ha dado a la compañía, tanto más cuanto que en nos­otros estaría entonces más impresa la imagen de la Santísima Tri­nidad… desde hoy todos los miembros de esta compañía acepten este desafío: a ver quién habla mejor y quién defiende más a los au­sentes.”[1]

La meditación trinitaria, no lo lleva sólo a replantear la vida interna de quienes tienen un grado de convivencia, sino a ponerla al servicio de la dignificación del pobre. Estar juntos, a ejemplo de la Trinidad, es para atender al pobre. Les deseo y me deseo, queridos hermanos y hermanas, que el aprender la verdad del Dios cristiano, no sólo haga más robusta nuestra fe, sino que mejore nuestra forma de actuar. Como solía hacer el Beato Federico Ozanam.

[1] E. S. XI, 45-46.

P. Andrés R. M. Motto, CM.