Fecha de publicación: 14/01/2020

La maravillosa historia de la cripta del beato Antonio-Federico Ozanam

Consejo General Internacional

En la iglesia de Saint-Joseph des Carmes de París existe un lugar muy especial para todos los vicentinos: en ella reposa el cuerpo del beato Antonio-Federico Ozanam, el principal fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Federico murió en Marsella, el 8 de septiembre de 1853, apenas una semana después de llegar a Francia, ya muy enfermo, después de su viaje por Italia. Se celebraron funerales en Lyon, donde su familia quería enterrarle, y en la Parroquia de Saint-Sulpice, donde alojaron temporalmente el cuerpo, pues su mujer Amélie insistía en enterrarlo en una iglesia, aunque las dificultades eran muchas, pues estaba prohibido enterrar a laicos dentro de las iglesias.

Después de muchas vicisitudes y llamar a muchas puertas, Amélie logró su objetivo: con el permiso verbal del ministro Fortoul, amigo personal de Ozanam, y el apoyo fundamental del padre Lacordaire, pudo exhumar el cuerpo de su amado marido en la iglesia de Saint-Joseph des Carmes, donde entonces estaban establecidos los curas dominicos, en una pequeña cripta que se excavó en los sótanos de la iglesia, en el mismo sitio donde continua hoy día, accediendo a ella por una escalera en el lateral derecho de la iglesia.

La siguiente imagen, sin fecha, descubierta recientemente, nos muestra la cripta tal como era en su origen, aunque ya pasados unos años. Lo sabemos pues las manchas de humedad y moho pueblan las paredes y, Amélie, en uno de sus escritos de 1867, ya dice: “El salitre ha invadido las paredes. El moho ha afectado al cemento y arruinado todo lo que yo había mandado hacer, y deteriorado todas las esculturas y los trabajos”. Esa es la imagen:

La cripta tuvo dos remodelaciones importantes: la primera, con ocasión del centenario de nacimiento de Federico Ozanam, cuando la Sociedad de San Vicente de Paúl hizo construir una nueva tumba de mármol y reformó la cripta. La exhumación canónica se realizó en julio de 1929. Se abrió un nuevo acceso a la cripta y se reformó completamente el altar. Esta es una foto de después de la reforma:

En 1953, el centenario de la muerte de Federico, se volvió a remodelar la capilla. Se eliminaron las columnas centrales, así como diversos adornos. Un artista francés, René Dionnet, pintó el fresco del Buen Samaritano que, aún hoy día, adorna la pared. Este es el aspecto actual de la cripta, sencilla y humilde, donde miles de consocios y consocias de todo el mundo se acercan, con frecuencia, a rezar ante la tumba de nuestro querido beato Ozanam. Sigue la foto actual:

Escrito gentilmente por Javier Chento

Miembro de la Comisión Internacional de Investigación Histórica del Consejo General Internacional