El laboratorio Móvil. Un proyecto de caridad doblemente innovador

El laboratorio móvil – Labmóvil – de la Sociedad de San Vicente de Paúl – Conferencias de Ghazir y Dora
En 2006, el Consejo Nacional del Líbano lanzó la idea de un servicio médico gratuito para las personas aisladas en sus aldeas a causa de la guerra de julio de 2006. Los bombardeos aéreos cortaron las carreteras que conducen al sur del país, aislando a la población y causando un encerramiento forzoso.
La primera expedición médica tuvo lugar el 22 de octubre de 2006. Éramos un equipo de cinco doctores, dos enfermeras y dos asistentes, todos voluntarios. Nos llevó cuatro horas conducir 115 km para llegar a la aldea fronteriza de Debel en el sur del Líbano.
Durante este día, ofrecimos chequeos médicos y medicación de forma gratuita a la gente del pueblo y compartimos sus preocupaciones y ansiedades. Nos dimos cuenta de la utilidad del pequeño equipo médico que teníamos. Con tan sólo un estetoscopio y un tensiómetro podíamos diagnosticar y alertar a las personas sobre enfermedades de las que no eran conscientes, que no se habían tratado hasta la fecha y que podían tener graves consecuencias en sus vidas. A la hora del almuerzo, compartimos una comida sencilla con ellos: tostadas «Maling» (una mezcla de carne enlatada). Según un colega, hacía más de 40 años que no la comía y le parecía que era la comida más deliciosa de su vida.
Se puede decir que nuestra misión fue de gran éxito con la población local y el equipo estaba tan convencido del servicio que prestamos que todos nos sentimos preparados para hacer una nueva expedición a otro pueblo de la frontera sur.
De hecho, nuestra segunda misión tuvo lugar un mes después con el mismo impacto y la misma impresión del equipo. Nuestra presencia entre esta gente nos reveló su gran necesidad de atención médica, a tal punto que decidimos hacer misiones a otros pueblos, esta vez en el norte del país y en el este, en la llanura de la Bekaa.
El examen de enfermedades crónicas, que suelen evolucionar a “bajos niveles de ruido”, permite prevenir accidentes más graves que provocan una discapacidad permanente o parcial. Estas discapacidades físicas, a menudo conducen a la incapacidad laboral y a la pérdida de recursos económicos en el hogar. El propósito de nuestras misiones médicas sería el de tratar a esta gente antes de llegar a esa etapa. La mejora de su salud mediante la prevención y el tratamiento médico podría reducir una de las posibles causas de la pobreza.
Fue entonces cuando buscamos la forma de contar con una máquina de laboratorio para hacer análisis de sangre sobre el terreno: glicemia, análisis de lípidos, creatinina. Hemos visto lo útiles que son estas pruebas en el diagnóstico de enfermedades crónicas. La gente nos esperaba por la mañana con el estómago vacío. Cuando llegábamos, siempre había una multitud de personas que estaba allí y quería hacerse un análisis de sangre. El mayor desafío para nosotros fue ser capaces de devolver los resultados en horas, especialmente antes de terminar la jornada. En el caso de que un análisis de sangre saliera alterado, la gente era derivada directamente al médico especialista.
Esta necesidad de análisis de sangre gratuitos también se vio en las personas a las que ayudamos en nuestras Conferencias, ya sea en la Conferencia de San Marcos, en Dora, un barrio pobre y popular de los suburbios del norte de Beirut, o en la Conferencia de San José, en Ghazir, un pueblo de las montañas libanesas de la región de Keserwan en el Monte del Líbano.
Esta demanda de nuestro servicio puede explicarse por el hecho de que el 44% de la población libanesa no tiene cobertura médica. Según un estudio de la Administración Central de Estadística sobre las condiciones de vida en los hogares, la población gasta de sus bolsillos cerca de 1.150 millones de dólares cada año para comprar medicamentos y realizar análisis de sangre, lo que representa el 46% de los gastos del sistema de salud. Para los hogares modestos, esto representa hasta el 13% de su presupuesto. Por otro lado, casi un tercio de la población libanesa, es decir, 1,5 millones de personas, viven por debajo del umbral de pobreza, con menos de 4 dólares al día, y no pueden satisfacer sus necesidades básicas.
Esta demanda de la población local de disponer de análisis de sangre gratuitos y el impacto de estos análisis en nuestras diversas misiones, especialmente en la prevención de enfermedades y sus complicaciones, nos llevó a lanzar el proyecto Labmóvil en noviembre de 2018 durante una comida benéfica organizada por la Conferencia de San Marcos.
El objetivo del proyecto es luchar contra los llamados «desiertos médicos». Estos desiertos deben entenderse obviamente desde el punto de vista geográfico pero también en términos de tiempo.
El proyecto consistía en comprar una furgoneta y equiparla con un banco de trabajo, una fuente de luz encima de los bancos, un asiento para la toma de muestras de sangre, material de laboratorio y una fuente de electricidad de corriente alterna que garantiza la autonomía del equipo y permite trabajar en zonas remotas.
El laboratorio móvil permite a las personas obtener sus resultados casi inmediatamente para que el médico pueda examinarlos en el momento. Con este servicio, podemos tomar muestras en los hogares e ir a las casas de personas postradas en la cama y que no pueden moverse. Además, es fácil de montar y de mover y tiene kits para tomar muestras como en cualquier laboratorio tradicional pero más sencillas de usar.
El proyecto tiene un doble objetivo: Practicar la medicina preventiva para las enfermedades peligrosas o incluso silenciosas (diabetes, dislipidemia, anemia,…) y diagnosticar rápidamente las afecciones comunes pero de gravedad que se pueden dar en una población pobre que vive en aldeas y barrios pobres.
Seis meses después, inauguramos oficialmente el Labmóvil en una cena benéfica organizada en junio de 2019 por la Conferencia de Ghazir.
Se trata de un proyecto que me parece doblemente innovador. Por un lado, un laboratorio de análisis médicos que puede desplazarse a cualquier lugar del país, donde exista una necesidad. Por el otro, un servicio especializado de interés para la salud pública y cuya financiación fue fruto de la colaboración a dos niveles: a nivel local y a nivel internacional.
En cuanto al servicio médico que presta el Labmóvil, se trata de un trabajo altamente especializado, que requiere un cierto conocimiento y saber hacer, y que exige la presencia en el equipo de expertos (médico especialista, técnico de laboratorio) así como de un equipo que cumpla los objetivos de nuestra misión.
Hemos creado una base de datos informatizada para introducir los datos demográficos de los pacientes y presentar los resultados de los exámenes. Tomamos sistemáticamente la presión sanguínea de cada paciente. Esta base de datos podrá utilizarse más adelante para un estudio epidemiológico de salud pública a escala nacional. Para cada misión, elegimos una o dos enfermedades a ser examinadas: Diabetes, dislipidemia, hepatitis, próstata, anemia,…
Este servicio médico ha demostrado ser útil en todas las misiones. Basta con descubrir un solo caso de hipertensión, diabetes o dislipidemia entre las cuarenta personas que podemos examinar cada vez, o incluso controlar el estado de una diabetes conocida mediante una prueba, alertar a un hombre de cincuenta años sobre una cifra elevada de PSA, examinar a un joven para detectar la hepatitis B (cuando hay una vacuna contra esta enfermedad), descubrir la anemia en una mujer postrada en cama que fue llevada al Labmóvil (porque el párroco anunció en la misa del domingo que un equipo médico de la Sociedad de San Vicente de Paúl vendría al pueblo la próxima semana e invitó a la gente a inscribirse en esta campaña médica).
Nos estamos convirtiendo en la atracción del pueblo al que nos desplazamos, todos trabajan duro para recibirnos. Colocan carteles a la entrada del pueblo, piden citas, organizan la acogida de la gente; y cuando llegamos después de un largo viaje, están todos allí, en el lugar de la cita, para darnos la bienvenida y ofrecernos un café antes de empezar nuestro trabajo.

A menudo nos reunimos en un salón parroquial frente a la iglesia, en la sala de la Conferencia local de San Vicente de Paul o en la oficina de la Cruz Roja. Aparcamos el Labmóvil en la entrada de la sala y empezamos a tomar muestras, a hacer evaluaciones y a examinar a los pacientes. Pasamos un día entero con ellos y luego compartimos una comida juntos, este es el momento en que podemos relajarnos, antes de volver a casa con el corazón lleno de hermosos recuerdos, alegría y sobre todo con la esperanza de volver a vernos.
Y cada vez, al final del día, se repiten las mismas preguntas: ¿cuándo será la próxima vez? ¿Dónde va a ser? Estas cuestiones son sólo un indicio de la gran satisfacción de todos los miembros del equipo médico y de su entusiasmo, pese a dejar de nuevo a sus familias, por un realizar una nueva expedición con el fin de servir a otros que están necesitados. Los miembros del equipo son todos voluntarios, pero no necesariamente vicentinos. Ofrecen un día de trabajo tomado de su tiempo de descanso semanal porque han creído en nuestra misión y han experimentado un sentido de servicio, lejos de las corrientes políticas y de los intereses personales.
En cuanto a la financiación de la compra y el acondicionamiento del Labmóvil, este proyecto es el fruto, por vez primera, de la solidaridad entre dos Conferencias en el mismo país (San Marcos – Dora y San José – Ghazir). Una estrecha colaboración, fuertes amistades, una puesta en común de recursos entre lo «médico» y lo «financiero» de cada una de las dos Conferencias que han puesto todos sus medios para realizar este proyecto en un espacio de tiempo muy corto.
Tras la aprobación del proyecto por parte del Consejo Nacional del Líbano, preparamos un video publicitario de 3 minutos presentando el mismo y su viabilidad, que exhibimos durante nuestra Cena de Caridad en noviembre de 2018. Recibimos muchos ánimos de las personas que participaron en la comida y vimos el interés de este proyecto entre la gente. Esto nos empujó a ir más lejos y a presentar este video a las empresas, negocios, embajadas, para financiar la compra y el acondicionamiento de la furgoneta. Incluso salimos varias veces en televisión y radio, en programas de «Talk-Show» para defender nuestro caso, con fotos y películas para apoyar nuestra causa. Después de cinco meses, compramos la furgoneta.
En cuanto a la financiación del equipo de laboratorio, recurrimos al Consejo Nacional de Francia. Gracias al hermanamiento entre la conferencia de San Marcos – Dora y el Consejo de Zona del Loira en Francia, que a su vez presentó el proyecto al Consejo General Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Esta intervención a nivel internacional a favor de un proyecto local entre dos conferencias libanesas, muestra que nuestra acción con los más pobres de nuestros hermanos puede sensibilizar a la gente de todo el mundo, siempre que estén convencidos de nuestra misión y que el mensaje de amor y esperanza de la Sociedad de San Vicente de Paúl sea conocido y difundido.
Esta solidaridad que trasciende las fronteras geográficas nos recuerda que nuestra Sociedad es una red internacional de caridad según el modelo que Federico OZANAM quiso realizar hace casi 190 años.
El Labmóvil es un verdadero testimonio de la caridad vicentina en tres escalas diferentes:
- En primer lugar, es una caridad vicentina a nivel local, entre los miembros de la misma Conferencia y las personas a las que servimos. Es el fruto de una caridad vivida entre los más necesitados, tratando de responder a sus necesidades y de darles una cierta justicia social.
- También es un testimonio de la caridad vicentina a nivel nacional entre los miembros de dos Conferencias en el mismo país y los miembros voluntarios del equipo médico.
- Por último, es el testimonio de una caridad vicentina que se ha desarrollado a nivel internacional, también con los miembros de las Conferencias del Loira y de toda Francia.
El Labmóvil es un modelo concreto de una Caridad inventiva que no conoce límites. Es un servicio ciertamente caro y queremos ofrecerlo gratuitamente, preservando la calidad de los resultados. Este es el desafío que estamos asumiendo.
La sostenibilidad de este proyecto se debe a nuestra perseverancia y a la generosidad de los donantes. Mi deseo sería crear varios equipos de expertos que se turnen para llevar a cabo las misiones y servir al mayor número de personas.
Dr. Elie KHOURY
Miembro de la Conferencia San Marcos – Dora. Líbano