Fecha de publicación: 01/08/2020

El 14 de agosto, celebramos el bicentenario de nacimiento de Amélie Soulacroix Ozanam

Consejo General Internacional

Este mes de agosto, el día 14, se cumple el bicentenario del nacimiento de Amélie Soulacroix Ozanam, querida esposa de Antonio-Federico Ozanam y una persona fundamental para conocer tanto los detalles de la vida del principal fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl, como los primeros pasos de nuestra Sociedad. 

El 16º Presidente General, consocio Renato Lima de Oliveira, aprovecha la oportunidad para declarar el 14 de agosto como el DÍA INTERNACIONAL DE LAS CONSOCIAS DE LA SSVP.

A continuación, se presenta un pequeño resumen biográfico:

Amelia Soulacroix, nacida en Marsella (Francia) el 14 de agosto de 1820, fue la primera hija de Juan-Bautista Soulacroix (1790-1848) y de Celia Magagnos (1798-1882). La pareja tuvo otros tres hijos, Teófilo, Carlos y Noemí.

Su infancia fue feliz en el seno de una familia muy unida, cristiana y culta: el padre de Amelia, fue profesor de matemáticas en Marsella, después llegó a rector de la Academia de Lyon, perteneciendo así al mundo universitario de Francia en la primera mitad del siglo XIX.

En 1837 – Amelia tenía entonces sólo diecisiete años y vivía en Lyon, – su hermano Teófilo mostró los primeros síntomas de una enfermedad desconocida en ese momento, probablemente tuberculosis de los huesos, que le paralizaría gradualmente. Dedicarse, junto a sus padres, al cuidado de su hermano, incluso hasta el punto de rechazar la idea del matrimonio, se convierte en la «vocación» que Amelia elige sin pensarlo dos veces. No obstante, en 1840 recibió dos primeras propuestas de matrimonio, que rechazó. Aceptó la tercera, en noviembre, presentada por Federico Ozanam. Justo al día siguiente de conocer su éxito en el concurso de Agregación para la facultad de Literatura, Amelia selló su compromiso de boda, ella conoce a Federico sólo de vista y por su reputación. Federico viaja a París en diciembre, donde es nombrado profesor sustituto en la cátedra de literatura extranjera de la Sorbona. Separados durante los seis meses de su compromiso, se conocen y se aman a través de una larga y frecuente correspondencia epistolar.

Su matrimonio se celebra en Lyon en la iglesia de Saint-Nizier (san Niceto) el 23 de junio de 1841. La luna de miel tuvo lugar en Italia, y a su regreso en enero de 1842, la joven pareja se instaló en un pequeño apartamento en París, la capital que Amelia descubrió. Sus primeros años de vida juntos fueron muy felices, pero se vieron ensombrecidos por una doble pena: la separación de Amelia de su familia, todavía en Lyon, y para Federico las esperanzas defraudadas de ver crecer su hogar con la presencia de un niño. Sin embargo, el 24 de julio de 1845, Amelia dio a luz a la pequeña María Ozanam que llenó de alegría el hogar familiar.

Dieciséis meses después, el 18 de noviembre de 1846, la pareja y su pequeña hija dejaron París y Francia para un largo viaje a Italia, una misión de estudio que Federico solicitó. Estuvieron en Roma desde enero de 1847 y tuvieron la alegría de una audiencia pontificia cuando el hermano de Amelia, Teófilo, murió (9 de marzo de 1847), esta circunstancia fue un gran shock para Amelia, que no pudo asistir al funeral.

De regreso a París en julio de 1847, Amelia reorganizó gradualmente toda la vida familiar en su nuevo apartamento. Su tiempo estaba muy ocupado: deberes maternos, responsabilidad como ama de casa, obligaciones como esposa de un académico, sin mencionar sus muchas actividades caritativas y por supuesto el apoyo diario y el constante estímulo a Federico para su trabajo universitario. Los años que siguieron no fueron nada fáciles para ella: 1848 en el contexto francés de los trastornos políticos, los nuevos compromisos de Federico y el luto que la embargó, la muerte de su padre Juan Bautista Soulacroix en julio. De 1849 a 1852, la enfermedad se instaló en la famila, ella misma sufrió una tos persistente, pero fue el estado de salud de Federico, la que se volvió tan preocupante, que tuvo que dejar sus lecciones.

Amelia seguía allí, todavía con la pequeña Marie, cuando partieron en julio de 1852 para un largo viaje que pasó por Eaux-Bonnes, Biarritz, España e Italia en busca de una vana cura para Federico, este fue el último viaje. Acordó su regreso por Marsella donde, apenas una semana después de su llegada, hizo su «último sacrificio» con Federico, en el silencio compartido de una oración común, cuando falleció el 8 de septiembre de 1853. Fue ella quien obtuvo el permiso para su entierro en la cripta de la iglesia de Saint Joseph des Carmes (San José de los Carmelitas) en París.

Amelia, que enviudó a la edad de treinta y dos años, está ahora sola para criar a la pequeña María, que sólo tenía ocho años en ese momento; permaneció así durante más de cuarenta años. En la sombra, con una humildad muy parecida a la de Federico, consagró esta larguísima viudez, en primer lugar, a completar la educación de su hija, pero sobre todo a la conservación de la obra de su marido: ella fue el eje de la edición de las Obras Completas que aparecieron en 1855; de sus Apuntes Biográficos sobre Federico, de ahí Lacordaire escribió su biografía; la primera publicación, en 1865, de las Cartas de Federico se hizo por iniciativa suya. Hasta el final, su vida siguió estando enteramente basada en el amor a su familia, con especial atención a su único nieto Federico Laporte, nacido en 1868, en la fidelidad a los amigos, en el servicio a los más pobres y desamparados, en el amor a Dios.

Amelia murió después de una breve enfermedad el 26 de septiembre de 1894, a la edad de 74 años, una muerte esperada con esperanza, como atestiguan estas palabras de una de sus oraciones: «Reúneme pronto con mi amado y déjanos juntos contemplarte y adorarte, por toda la eternidad».

Que el ejemplo de amor y entrega a los necesitados de Federico y Amélie sea, para nosotros, un nuevo impulso para trabajar por una sociedad más justa y más humana.

En pocas semanas presentaremos una biografía más extensa de Amélie.

PDF. Amélie Soulacroix Ozanam