Fecha de publicación: 13/06/2019

Atacar las raíces de la pobreza

Consejo General Internacional

Queridos hermanos y hermanas de la SSVP reunidos en la bella ciudad de Oporto. Les escribo mientras realizo un servicio a los Vicentinos de la Provincia de América Central en Guatemala. País que años atrás sufrió un enorme exterminio de pueblos originarios bajo las órdenes del general José Efraín Ríos Montt. ¡Cuánto dolor e injusticia! Como contracara pensaba que Federico Ozanam demostró un fuerte compromiso social, ya desde temprana edad. Y lo hizo con una gran congruencia de vida. De modo que en él, las palabras y los actos se unieron con encanto y sensatez. Asimismo, veo que los años pasan y el proyecto de Ozanam mantiene su actualidad.

Aun así, vemos que en buena parte del mundo se profundiza la exclusión y la marginación. Creo que, en los tiempos presentes y futuros, además del servicio directo con el pobre, la SSVP debe combatir con mayor esmero las causas que mantienen la pobreza. Ellas son varias. Nombraré sólo cuatro. 1. Los desequilibrios ecológicos. De los cuales el querido Papa Francisco no ha alertado en la encíclica Laudato si. Y cuyos primeros damnificados son los excluidos. 2. El crimen organizado, cuyo tentáculo más monstruoso es el narcotráfico. Dónde el crimen organizado está, se perpetúa la pobreza. 3. Políticas y economías desacertadas. Como el capitalismo salvaje. Que como dice el Papa Francisco, es una economía que mata. También los modelos de extrema izquierda. Si bien hoy soy menos los países que lo sostienen, muestran a ojos vistas su fracaso. Incluso, me animo a decir que muchas personas han promovidos estas políticas sociales erróneas, poco efectivas, aún con buena voluntad. Sea como sea, tanto las políticas capitalistas extremas como las de extrema izquierda, han producido mucha pobreza. Algunas de una forma más inmediata y otras de forma más mediata. 4. La corrupción política, sea del signo que sea. La cual desvía los fondos sociales hacia sus bolsillos personales. Vale la pena aquí recordar la frase de Confucio. “En un país bien gobernado, la pobreza es algo que avergüenza. En un país mal gobernado, la riqueza es algo que avergüenza.” Hay más causas, pero por ahora quedémonos con estas cuatro.

¿Cómo lograr revertir estos 4 problemas que son verdaderas “fábricas” de crear pobreza? ¿Cómo lograr un cambio profundo en las estructuras y en las mentalidades? No hay recetas, pero sí criterios. Como cristianos y vicentinos nuestra manera de actuar empieza por manejar otros parámetros y otros riesgos. No es dejar las obras de servicio y promoción; sino sumar acciones coordinadas que enfrenten estos 4 problemas. Quienes administran estos males nos quieren hacer creer que son invencibles… pero todo lo que no es Dios puede ser vencido. Otro criterio es que donde haya hambre, frío, enfermedad, violencia, desocupación, guerras, niños olvidados, ancianos descartados, violación de derechos humanos, donde existan estas realidades, nuestros planes evangelizadores sociales se mueven con urgencia, hacia las personas y las comunidades afectadas buscando la solución definitiva. Priorizando a las personas y pensando desde ellas una estructura sana de sociedad. Necesitamos rehacer el pacto con las personas, con las comunidades y con sus necesidades concretas. Precisamos reconquistar el mano a mano de la relación con el otro, donde el encuentro esté marcado por el compromiso ético.

Otro pauta es la necesidad de adquirir mayor formación. Un servicio al pobre desactualizado, con poca indagación, será siempre un servicio deficiente. Justamente, por amor al pobre, buscamos de buena gana una formación permanente de calidad.  Esta debe ser una característica transversal a todos los tipos de servicio realizados por los vicentinos. A veces, observar tal cantidad de problemas nos puede angustiar, asustar o acomplejar. Pero recordemos lo dicho por el Beato Ozanam: “Me alegro de haber nacido en una época en la que quizá tenga que hacer mucho bien”. Les confieso que como Asesor Espiritual del Consejo General Internacional de la Sociedad de San Vicente de Paúl, estoy descubriendo mucha gente buena y muy comprometida con los pobres. Con este material humano y con la ayuda de Jesús, Señor de la historia, nos animamos a avanzar un poco más en la disminución de la pobreza.

P. Andrés R. M. Motto, CM.